Bareback, ¿Ya te quieres morir? ruleta rusa sexual

Jueves 02 de enero del 2014, 08:54 am, última actualización.
Surgido en Europa, el bareback es una práctica difundida entre hombres que tienen relaciones sexuales con otros hombres, y tiene como principio no usar condón. Su éxito desconcierta a los expertos, que alertan a quienes lo practican sobre el alto riesgo de contraer el VIH.
Bareback, Sexo con otros hombres, VIH, Condón
Hace poco una serie de notas periodísticas alertó sobre el peligro que corrían quienes visitaban cierto departamento en la colonia Del Valle, ubicada en la Ciudad de México. No se trataba de un asunto relacionado con narcotráfico, lavado de dinero, venta clandestina o secuestro. No.
Dicho recinto recibía a decenas de hombres que tenían la intención de relacionarse sexualmente con otros hombres (no todos eran homosexuales) buscando algo más que la simple emoción de tocar el cuerpo de un desconocido. Querían experimentar el bareback (término de equitación que significa “montar a pelo”), es decir, tener relaciones sexuales sin la protección del condón, lo cual se hace en forma premeditada y muchas veces se convierte en un estilo de vida que enfrenta el riesgo de contagiarse con el virus de inmunodeficiencia humana (VIH), responsable del sida.
Investigadores y analistas de todo el mundo han tratado de explicar este tipo de comportamiento. Algunos consideran que se trata de una forma de experimentar al máximo el placer sexual, mientras otros han dicho que podría ser una especie de venganza por parte de aquellos que se saben infectados con el mortal virus.
Por su parte, los analistas más moderados aceptan que el origen de esta conducta puede radicar en ignorancia, falta de sensibilización ante la epidemia del sida e incluso presión ejercida hacia individuos con baja autoestima que prefieren ceder a las pretensiones de una pareja incidental antes que protegerse.

Visión experta

Hernán Paniagua Ávalos, filósofo y psicólogo de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM, localizada en la capital del país), charla en exclusiva con Salud y Medicinas sobre este controvertido tema y relata que en la década de 1980 existía mucho temor respecto al sida, tanto que las campañas de salud de aquel tiempo estaban orientadas a que la gente se asustara ante un posible contagio.
La verdad es que el ser humano se acostumbra a todo y también lo hizo con el sida, pese al bombardeo de los medios informativos. Muchos homosexuales dejaron de ver en el VIH a un fantasma o verdugo, dice el especialista, y pensaron que la enfermedad podía atacar a todos, menos a ellos.
“Esta percepción se puede ejemplificar claramente con una experiencia que viví hace poco con alguien que está a favor del bareback y que lo practica cotidianamente. Le pregunté si no le daba miedo, y él me explicó lo que hace, según él, para protegerse de una posible infección: penetra a su pareja sin condón y se retira antes de eyacular, pensando que con ello puede exorcizar la posibilidad de infección. Sin embargo, esta persona deja de lado que el líquido pre-eyaculatorio ya contiene células vivas que pueden contener VIH en caso de que exista seropositividad; además, es posible que haya heridas en el esfínter anal y que la sangre infectada se introduzca en la uretra del pene”, afirma.

Números rojos

Resulta interesante conocer los resultados de la Encuesta Nacional sobre Comportamiento Sexual y Pruebas de Detección del VIH en Hombres que Tienen Sexo con Otros Hombres (HSH), efectuada en diciembre de 2007 por la Agencia de Noticias sobre Diversidad Sexual (Anodis) y el Centro de Investigaciones Sociales Interdisciplinarias, ambos con sede en la Ciudad de México.
La investigación aplicó un cuestionario a 4,153 hombres que tienen sexo con otros hombres de toda la República Mexicana. De los participantes, 62% dijeron tener conocimiento sobre el bareback y aceptaron que su principal fuente de información (67%) fue Internet, seguido de los medios de comunicación convencionales, con 12%.
La mitad de quienes aceptaron saber lo que es el bareback dijeron tener algún conocido o amigo que lo practica, mientras que 14% de los informantes reconocieron abiertamente que lo hacen con regularidad. La encuesta dejó claro que 66% de los aficionados al bareback lo hacen solamente con su pareja, y 16% con personas que conocen de hace mucho tiempo.
A pesar de estas cifras, la investigación mostró que gran número de hombres que tienen sexo con otros hombres ha sostenido relaciones sexuales sin condón en el último año (77%). Lo lamentable y peligroso del caso es que 40% de este universo lo ha hecho con personas que no son su pareja formal.
Al preguntar por qué no usan preservativo quienes se encuentran en riesgo potencial de contagiarse, la respuesta estadística muestra que 40% tienen confianza en su pareja, 39% reconocen que se les olvida “por dejarse llevar por la calentura” y 25% no tienen un condón a la mano. Asimismo, 1 de cada 5 encuestados dijo que no usaba condón para tener mayor intimidad con su pareja, mientras que únicamente 5% aceptó su gusto explícito por el bareback.
Las conclusiones del estudio señalan que, entre los hombres que tienen sexo con otros hombres, “existe el conocimiento y práctica delbareback, por lo cual se tiene que comenzar a hablar de esta preferencia en las estrategias oficiales de prevención del VIH/sida. Persisten las prácticas de riesgo en esta población, por lo que sigue siendo necesario el diseño de campañas de comunicación que disminuyan las imágenes y sentimientos negativos hacia el sida y, por ende, hacia las pruebas de detección de VIH”.
Como estrategia de intervención, la encuesta propone combatir el exceso de confianza en la pareja como forma de prevenir el contagio del VIH, y deja claro que es muy importante promover y fomentar la imagen positiva de las personas que viven con esta enfermedad.

¿Qué hay detrás de esta conducta?

Las campañas mediáticas ofrecen datos que suenan interesantes a primera vista, dice Paniagua Ávalos, quien también es coordinador académico de Anodis, pero la verdad es que no llegan a sensibilizar a la persona implicada para que modifique su conducta.
Un hombre que practica bareback “te puede decir cómo es el ciclo del virus y te puede mencionar el nombre de uno o varios de los medicamentos antirretrovirales que existen; es decir, conoce lo que le puede pasar y, sin embargo, no tiene la sensibilización necesaria para usar un condón”.
—¿Es una especie de ruleta rusa?
—Puede que tengas un poco de razón en aplicar el término, ya que se sabe, por ejemplo, de personas a quienes les encanta tener relaciones sexuales en la calle, debido a que la posibilidad de que los sorprendan les da un plus. La adrenalina los hace sentirse más excitados y quizá ello sea aplicable al bareback, entendiéndolo como especie de erotismo al extremo.
“El bareback implica un reto, pero hay un aspecto psicoanalítico referente a este asunto: el hecho de desarrollar una fantasía en la que el contacto con el otro sea tan grande que se fundan en uno solo. Se trata de satisfacer la necesidad de ‘devorar’ al otro, de ‘nunca separarnos; integrarnos en una sola entidad completa y plena’. Muchas de las personas que trato en el consultorio sufren desvinculación, es decir, tienen problemas para establecer intimidad con otros individuos, y es por ello que buscan integrar al otro consigo mismo.
“En este sentido, el condón opera como un impedimento para materializar el vínculo, mientras que el contacto de las dos pieles sin el preservativo se asume como una forma de introducirse en el otro sin reservas.”
—¿Cuál es su posición como terapeuta, tratar de convencerlos de que modifiquen su conducta?
—Mi función está completamente alejada de esa postura, porque no puedo establecer juicios ni decirle a mi paciente que lo que hace está mal. No debo intervenir, a menos que se trate de una situación extrema, por ejemplo, si me enfrento a una persona en peligro de suicidarse.
“Mi trabajo se centra en hacer que el individuo revise su conducta y, en este sentido, si alguien me cuenta sobre el bareback es porque le hace ruido; a partir de allí trabajaremos para ver por qué lo hace, por qué siente que está mal y qué necesidad está satisfaciendo con ello. Así, podremos encontrar una manera de obtener otra satisfacción que no le haga daño o lo vulnere menos.
“Tengo que sensibilizarlo para que tome la decisión que juzgue más conveniente y se haga cargo de su sexualidad, y eso implica todo: desde la persona que elige para tener relaciones hasta la manera en que lo hace. Si yo pudiera cancelar los centros o ‘antros’ que promueven el bareback, quizá lo haría, pero no por ello desaparecería este tipo de conducta sexual, ya que seguramente habría lugares clandestinos. Hay que respetar a la gente, y eso tiene que ser a pesar de que exista el peligro de contagiarse.
“Sin embargo, estoy a favor de que se difunda información para que la población pueda sensibilizarse y actúe de manera responsable”, concluye el experto.
SyM - Juan Fernando González G

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